sábado, 27 de febrero de 2010

A las increíbles mujeres que conocí esa semana


Quisiera no escribir sobre tu amor,

sobre tus manos desgastadas a mi edad.

Sobre tus seis hijos apenas creciendo,

sobre la que se te murió,

y no te gusta decirlo.

Quisiera que no doliera la falta de sueños,

que tú no cortaste,

que te arrancaron.

De niña adivinas tu suerte,

pero aún sonríes,

aún sueñas,

juegas ahora que puedes.

Anciana de pocos años extrañas a tantos,

a los que se fueron,

a los que murieron antes de tiempo.

Mujer casi recién casada,

se te van las horas a veces desesperadas,

porque él no vuelve…

oyes su voz cada semana,

como una pena de esperanza,

¿pero qué le haces cuando lo extrañas,

cuando preguntan por él,

cuando te sientes tan sola,

que el dolor te hace dudar

y hacerte las mismas preguntas?

Mujer de este pueblo,
andas cada día con la delicadeza

de tus pies descalzos, silenciosos,

y resistes, siempre resistes
hasta la madrugada.

martes, 23 de febrero de 2010

El parque romano y el aduanero Rousseau


en el parque hay una selva en miniatura
el alto césped tapa los leones de cristal
un diván rojo grita entre los verdes húmedos mientras por la autopista huyen bestias gigantes en estampida
de las rojas corolas
de las vainas verdes
surgen bellas mujeres diminutas y blancas
en éxtasis saludan al sol
indiferentes
cierran su concha bivalva como si fuera una tienda
las máquinas podadoras nos acosan
la selva se retira a lo inframínimo
donde una hormiga es una bestia poderosa y sus pisadas
hacen retumbar la inmensidad

domingo, 21 de febrero de 2010

EL DÍA QUE CONOCÍ A AMADUB


Amadub se llamaba, mas todos lo conocíamos por Alí y no porque ese fuese su diminutivo. Llegó sin papeles más tenía claro su objetivo, su breve paso por la isla y la dirección que tomaría. De momento suplió su identidad por la de Alí, para iniciar esa nueva vida tras su ruptura emocional que le hizo cruzar a la otra orilla. Se matriculó en la escuela oficial de idiomas de Guanarteme, pues Alí (y Amadub), vivían en la calle Cid.
Su estatura rondaba los dos metros y tenía dificultad para encontrar calzado a ese par de 48 que tenía por pies. Aparentaba menor edad por la grasa que rezumaba su piel y que le proporcionaba tersura.
Desde la primera vez que le ví intenté rozar su rostro, la suavidad que se entreveía en él me llamaba. Y...., ¿cómo me las apañaría si, entre otras cuestiones, la diferencia de estatura ya era un inconveniente, incluso para que el aire no se llevara las palabras por el camino y el lenguaje fuera inteligible? ¡me encantan los retos!. Ese pensamiento me hizo reír y empeñarme aún más en aquella cruzada. ¡Yo soy así!, algo o.... bastante morruda y ¡pidanle al cielo que no se me meta algo en la cabeza!. Me gustan las texturas, los olores y los colores, y Alí era un compendio de todo ello, ¿cómo me iba a reprimir? pensé. jeje.
Esperé a que tomaran asiento en aquella clase desangelada. Nuestro primer día de clase, 15 sillas y una minúscula ventana a una altura suficiente para que Amadub divisara el exterior y yo intuyera lo que trás las paredes había. Eso sí, mi estatura en muchas ocasiones favoreció el desarrollo de mi creatividad e imaginación y permitió que diera color a esa realidad que con frecuencia no salía de la escala de grises.
Me dirigí hacia una silla vacia, y aunque no tenía que pasar cerca de él, me las ingenié para que pareciese que sus zancos se habían enredado en los míos, tropezando a sabiendas. "Pardon" me dijo. "se disputer" le respondí con una sonrisa. Me miro con sorpresa (eran pocas las palabras que conocía del francés, pero en muchos idiomas aprendí a disculparme como estrategia, pues la metedura de pata a posta formaba parte de mi vida). El siguiente paso fue fácil. Sabía que no me entendería, "tienes una pelusa en la frente" y.... ¡objetivo conseguido!. Hice como si se la quitase con la suavidad suficiente para comprobar si la textura era tal cual la imaginé y.... señores, ¡me quedé corta! para mi Alí era "Piel de Melocotón". dio un pequeño respingo y la expresión de su cara era una mezcla entre molestia y extrañeza (como si en su país las mujeres no se atreviesen a rozar al Hombre, pensé y en silencio me respondí,.... en el mío tampoco jeje).
No recuerdo si ese día la clase nos la dió un profesor o profesora, tan solo que nos miramos varias veces de reojo, cruzando tímidas miradas y retirándolas cuando nos dabamos cuenta que el otro se empeñaba en la misma hazaña. Recuerdo sensaciones que de él intuí donde se mezclaba la extrañeza, la molestia o quizá algo de enfado. Eso fue suficiente para alegrarme aquella tediosa tarde y sonreír a mis adentros cada vez que se me venía su imagen.
¡Tímidas miradas!, jeje. Lo que él tenía de tímido era su no querer hacerse notar por su situación de sin papeles, lo que yo tenía de tímida, era... más bien una forma de coqueteo que en ocasiones usamos las mujeres para mostrarnos en algún sentido. La realidad fue muy distinta a aquella apariencia, la poca vergüenza era una característica de nuestra médula.

jueves, 18 de febrero de 2010

El beso de Judas

Esta es la particular visión del artista Fernando Bayona. Su beso de Judas y otras dos fotografías han provocado la indignación de muchos granadinos, justificando que atentan contra su religión. Citando a Elvira Lindo "...por otro lado, debería ser motivo de orgullo para los creyentes militar en una fe que no amenaza con romper la crisma al que se atreve a hacer una broma." dice defendiendo al artista de jaén. Sea o no sea broma, estoy con la interpretación que, libremente, cada uno pueda o quiera hacer. Saludos. foto.lady.maton

miércoles, 17 de febrero de 2010

Matisse




por las persianas entreabiertas sale bailando la penumbra y muere en charquitos azules al pie de la balaustrada
se oye el silencio que dejó el violín antes de ser devorado por su ataúd de terciopelo
solo las flores gritan en un florero demasiado grande para una mesa tan pequeña
y una mujer con un kimono nos muestra la entrada secreta al pequeño jardín japonés del papel pintado


martes, 16 de febrero de 2010

Petición de amor



Domingo por la mañana, día claro y muy, muy soleado, brisa suave, temperatura ideal para un buen chapuzón de mar. Desayuno abundante y relajado, no hay reloj que precipite mi untada de mantequilla en la tostada recién horneada, ni ralentice mis ganas de prolongar la charla con mi amor. NO, lo tomamos todo con calma, como debe ser y nos gusta hacerlo cada fin de semana. Así que como manda el ritual, nos ponemos el traje de baño, la mochila con una botella de agua y algún fruto seco y esta vez sin Musa, mi maravillosa perra, que se queda babeando sin entender cómo es que no la sacamos, como siempre lo hacemos, con los primeros rayos del sol. Así que en lugar de echarnos a andar, bajamos por la rampa del garaje, metemos las sillitas de playa en el coche, miramos de soslayo el bulto de la moto cubierta con su atrapapolvo y sin decir palabras pensamos al unísono que la próxima salida será pronto, hacia las playas del norte, con nuestra Harley, tirando motor y libertad. Con las caras llenas de viento. Desayunando por el camino y bautizándonos en cada cala de azul y cristalinas aguas norteñas.
Esta mañana elegimos estar con Neptuno, el dios de nuestra costa, en donde abundan los centollos, las rocas, los perros con amos complacientes, y la gente marinera de todos los pueblos del este.


Elegimos estar, vivir nuestro domingo así. Claro que luego llega la ducha fresca, el almuerzo hecho entre dos y tan bueno como todo lo anterior el sofá que nos acurruca y nos brinda momentos intensos de placidez.

?Para cuándo y en dónde está esa persona, que busco y no encuentro, que le guste disfrutar de un amor vivido cada fin de semana de esta manera?
Se aceptan candidatas.

lunes, 15 de febrero de 2010

¿Por qué a los hombres les gusta disfrazarse de mujeres?



Anoche tuve la suerte o la desgracia según cómo o quién la mire de poder presenciar la cabalgata interminable del Carnaval. Fueron horas y horas en dónde la atracción principal fue la de observar los ríos de hombres y mujeres que una vez al año se disfrazan para lucirse o disfrutar de la fiesta. Me encanta la creatividad y originalidad de algunas/os, la desfachatez de otros, el atrevimiento y tristemente y aumentando cada año, me desagrada el gamberrismo, el beber hasta caerse y la consecuente pérdida de la esencia de la fiesta del Carnaval. Ya me llevé un fuerte golpe una vez por verme en medio de una pelea entre dos locos en uno de los mogollones. El pizco de ron que había tomado se me bajó hasta la planta de los pies y me fui para casita porque desde luego la diversión se había acabado…

En esta ventana que me permite asomarme al desfile de hombre y mujeres de todo estilo y color, me surge esta vez una pregunta

¿Por qué a los hombres les gusta vestirse de mujeres?

¿Les da morbo?, ¿se sienten más graciosos?¿ Les apetece ponerse en la piel de una mujer a ver lo qué se siente?

¿Será que no se les permite el resto del año mostrar una parte importante de ellos mismos, su femineidad?

Lo cierto es que la gran mayoría de chavales y adultos que participaban en el desfile se mostraban con atuendos femeninos: bailarinas, enfermeras, damas antiguas, personajes de cuentos (caperucita, Blancanieves, la Bella…), colegialas, etc.

En un primer momento, nos pueden resultar simpáticos dependiendo del disfraz elegido y de la gracia que tenga para llevarlo. Otros caen en lo chabacano y resulta tremendamente grosero. Siempre hay alguno que en medio del jaleo, la fiesta y el antifaz se siente con la libertad de poder expresar una parte de si mismo que en la vida diaria no pueden o no saben hacer.

Últimamente me viene también a la cabeza lo encasillados en cuestión de atuendos, que se encuentran los hombres bien por papel cultural, por machismo o por gustos. El hombre ha evolucionado poco o muy poco en el vestir. Mientras nosotras cada vez más podemos vestir según nos venga en gana (faldas, vestidos, pantalones cortos, largos, camisas… En cambio a ellos es raro verlos salir de los “pantalones”.

Me he puesto a indagar en el maravilloso Google a ver si encuentro algo sobre el tema y leo un artículo de un periódico argentino que habla de los crossdresser, hombres que se visten de mujer para conocer su sensibilidad femenina y divertirse. También me encuentro con un artículo que va más allá de la pregunta que me he hecho yo anteriormente.

¿Por qué resulta gracioso y atrevido que un hombre se disfrace de mujer y en cambio si es al revés no sucede lo mismo?

Quiero lanzar esto por aquí a ver qué opinamos nosotras, las mujeres, sobre estas cuestiones

¿Por qué los hombres se visten de mujeres?, ¿Por qué si es al revés no resulta gracioso?, ¿Nos gusta a las mujeres que se vistan así los hombres en algunos momentos?

domingo, 14 de febrero de 2010

Les propongo una recetita

Amigas mías les propongo una receta propia de un gourmet, fácil de hacer, no engorda aunque tampoco adelgaza Jeje y tiene un toque afrodisíaco:

TALLARINES CON GULAS EN UN TOQUE DE CANELA.

Tan fácil como hervir los tallarines en agua y sal. Por otro lado, saltear las gulas con unos dientes de ajo picaditos. Escurrimos los tallarines y los salteamos ligeramente junto con las gulas. Servimos. Y el toque final espolvoreamos una ligera lluvia de canela. Y a disfrutar.

viernes, 12 de febrero de 2010




Esta fotografía ha sido la ganadora de el World Press Photo 2009; es una imagen captada al final de la hora Magritte en donde los opositores al régimen de Mahmud Ahmadineyad, especialmente las mujeres, entonan a coro "Alla-n Akbar y Morg dar diktator" (Dios es el más grande y muerte al dictador). El sonido se propaga no por el efecto del eco, sino que las consignas son repetidas por los "amotinados" (les llaman) durante la noche. El sorprendido ganador es Pietro Mazturzo, de 29 añitos, periodista freelance que se metió en la aventura de fotografiar la capital de Irán en tiempos de elecciones.
Y la segunda, mejor imagen de la vida diaria (metro de Tokyo) fue tomada por el alemán Michael Wolf. Justos ganadores; ¿no creen? Saludos. Foto.lady.maton

jueves, 11 de febrero de 2010



Esta foto, La hija pródiga es el comienzo de un proyecto que no tiene otro fin sino el de compartir instantes detenidos. La pródiga en cuestión estaba apartada del grupo y, cuando se sintió observada, se dirigió al grupo intentando pasar inadvertida. Hasta las ovejas negras vuelven al redil. Saludos.

miércoles, 10 de febrero de 2010

interiores


(para Celia)
en la hora Magritte
cuando la tierra
se despereza negra como un gato
erizada de palmeras y araucarias
y recorta su limpia silueta sobre el azul lechoso
iluminado
como a regañadientes
por una luz que se atenúa para concentrarse
brillante y amarilla
detrás de los cristales,
voy a la caza de interiores
busco
pequeñas escenas cotidianas
una lámpara
con su falda de luz naranja
alguien devanando
el humo triste de un cigarro
azul
o simplemente
un fluorescente pálido en un techo desnudo
trozos de vida detenidos como insectos
en el ámbar inmóvil del instante inconexo

domingo, 7 de febrero de 2010

A la hora del té



Todo empezó con un sms a los móviles de mis amigas. Una invitación a tomar el té, la tarde de un sábado de enero, recién pasadas las fiestas de la Navidad. No sabía con certeza quién acudiría a la cita. Nadie contestó al mensaje a pesar de que fueron invitadas unas cuantas. Todas amigas mías, lógicamente, pero no todas conocidas entre ellas. Era un día de sol y de luz, una tarde tranquila de cielo despejado, con una temperatura más próxima a la primavera que al invierno duro que prácticamente sufría todo el país: de nieve, lluvias torrenciales y mucho, muchísimo frío. La hora del té, se sabe, que es a las cinco en punto, sin embargo el timbre comenzó a sonar a eso de las cinco y media, como era de esperar…

La primera en llegar Mar con tres maletas llenas de calcetines, abrigos, que venían de vuelta de un recién llegado viaje a Londres, junto a ella su hijo que ese día también venía de Sevilla. Nos dimos un fuerte abrazo de año nuevo, de feliz navidad y de regalo de reyes. Inmediatamente me expresó con entusiasmo lo que le gustaba cómo había quedado mi casa. ¡Mi casita! que tanto tiempo me absorbió durante todas las vacaciones, de pintura, de lija, de jardín, de limpieza en todos sus rincones.

Se lo agradecí porque yo misma me sentía satisfecha con la obra. Casi sin darnos tiempo de entrar dentro llegaban los coches de Ico y Tara junto a Jirafa y Fotoladymatón. Las dos parejas de amigas llevando en sus manos unas bolsas llenas de botellas de cava y alguna de champagne y alguna que otra botella de vino. Se abrazaron con nosotras dos en mitad de la calle según se bajaban de sus coches, estábamos contentas con el reencuentro después de unas Navidades sin vernos ya que todas regresaban de sus respectivos viajes. Ico y Tara, llegaban de Madrid y Lisboa. Jirafa y Fotoladymatón de sufrir congelación en Colonia.

Una vez metidas las bebidas en el frigorífico continuaron las llegadas de más amigas: pastelera y bruja y alguna otra.

Una vez más, según las iba viendo llegar, me confirmaba lo pésima anfitriona que soy. Sólo había comprado un par de bandejitas chiquititas de pasta para mojar en infusión, un pastelillo de cabello de ángel, unas cuantas latas de cerveza y coca colas y ya… así que no sabía cuánto de hambre íbamos a pasar y con cuánto de bebida las iba a sustentar, de momento el líquido fue lo que más apeteció y por supuesto un caldero gigante y a rebosar de agua hirviente con roibo.

Nos sentamos alrededor de la mesa del patio de atrás, bajo el porche recién acicalado. Por un lateral un toldo cerraba el paso de una corriente de aire segura, por el otro la música. Tazas de té para todas, risas, pastas aburridas y colocadas sin gracia alguna en unas bandejas, ceniceros; perros llegados de dos casas que unidos a los propios se unieron al festín en busca de alguna migaja por debajo de la mesa.

Casi sin terminar el roibo ya urgía brindar con las copas las burbujas del año recién estrenado, descorchar el vino para mirarnos una vez más a los ojos y descubrirnos a través de ellos la alegría de estar juntas que en definitiva es lo que apetecía celebrar, sentirnos y vivirnos.