miércoles, 31 de marzo de 2010

Amicus Castratus

Quien sabe definir la palabra amistad, ¿qué la medirá?, a lo mejor el tiempo que dure, será este un indicador de la calidad de la misma... Pues no lo se, pero hoy he llegado a la conclusión que por mucho que dure no significa que sea de verdad ni de buena calidad.

Creo que no se debe intentar cambiar a las personas, cada uno es como es y hace su propia evolución, uno decide libremente si quiere o no estar al lado de esa persona y compartir camino, pero intentar castrar no es precisamente una actitud positiva ni sana. Que fácil es acusar a las personas, hablar gratuitamente en nombre de la amistad y hacer daño con ello.

A veces, en nombre de la amistad uno se otorga el derecho a juzgar a los demás o de echar en cara cosas que ellos no son capaces de cumplir. A veces en nombre de la amistad se abusa de favores que no pedirías a nadie que no lo fuera, a veces en nombre de la amistad se...

Todo estas experiencias unas propias, otras ajenas, me han hecho descubrir que nada en la vida es eterno, y que siempre hay puertas que se cierran y otras que se abren, algunas quedan entre abiertas, para finalmente volver abrirse o cerrarse definitivamente.

Pero una cosa si tengo muy clara, amores a la fuerza ninguno, y quien no te quiera como eres, mejor que no te quiera, que decirte que te quiere pero que debes cambiar esto y lo otro, no es amistad, eso son condiciones, y no es bueno tener condiciones en la vida....


Para ti, que hoy estas triste y decepcionada, no te preocupes porque mucha gente y yo sabemos como eres y así te queremos, no cambies nunca...


Tara

sábado, 20 de marzo de 2010

Cuando la pasión se va de paseo


En una conversación muy fructuosa con las amigas salió a debate el sexo con parejas de larga duración. Después de reconocer que el amor y el cariño no sólo desaparecían sino que crecía con el tiempo, todas llegamos a la conclusión de que el sexo después de unos años, se acababa convirtiendo en algo en algo cada vez más práctico y más escaso. Las románticas echamos de menos los momentos sublimes, la chispa de los primeros momentos de enamoramiento. Otras, sin embargo decían que con el tiempo la pasión en las parejas ya sean homo o heleros acaba desapareciendo por lo que el sexo se vuelve meramente funcional y práctico y que el deseo, desgraciadamente no es el mismo. Las preguntas que surgieron son las mismas que les hago a ustedes. ¿Puede existir sexo sin pasión? ¿Es la pasión la que desaparece o es el deseo? ¿Qué soluciones se podrían encontrar ante una relación perfecta pero sin deseo? ¿Acaba una relación cuando desaparece el deseo? ¿Hay que separarse si no hay pasión?

¿Es la solución buscar amantes para suplir esta falta de deseo?

¿Deberíamos plantearnos relaciones más abiertas y enriquecer nuestro campo amatorio?



jueves, 4 de marzo de 2010

Mi primera experiencia




Día 20 de agosto, víspera del tercer cumpleaños de mi perra Musa. Una westy de color blanco loco, melena alborotada, corazôn gigante y cola meneona. La mejor especie animal que todo ser humano le encantarîa tener a su lado por cómo te recibe cuando abres la puerta de tu hogar, cómo te acompaña dìa, noche y madrugadas, cómo se sienta a tu lado y se queda mirándote siempre agradecida la mires o no, la toques o no. Cómo se sube al sillón para sentarse pegada a tí, cómo espera pacientemente cada día a que levantes los párpados de la noche para ser la primera en desearte con sus lambetazos una buena jornada, de trabajo, de paseo, de ruta o de niños. Ella está, siempre está y su presencia arroja de mí hacia ella: ternuras, caricias, palabras chirriosas de inmenso cariño. Hoy, esta tarde, casi toda la tarde pudo con mi llanto. Logró conmover mi pozo de lágrimas y lloré con ella y por ella. A las doce del mediodía del día de hoy, iniciando con victoria el segundo set de padel junto a mi hijo Miguel, recibo la llamada de mi sobrino Nano, rápidamente salto la red para escuchar en segundos la voz que me alerta desde el otro lado del aparato que Musa acaba de tener su primer cachorrito. Presurosos y sin terminar partida llegamos a casa. Mi perra ya había parido tres cachorritos. Dos de ellos muertos.

La ves inquieta, en movimiento, sin sosiego, se levanta, se acuesta, cambia de posturas, te mira, empuja una y otra vez y de repente emerge y sale la vida, la esperanza, la alegría y el profundo gozo, sale un perrito o una perrita, ni miras eso, lo importante es que viva, q respire, q se mueva ese gusano gigante con forma de perro. !camina! Sonreímos todos aliviados, agradecemos, alentamos a la madre, la acariciamos, ella continúa extenuada, su cuerpo nos sigue gritando. Algo no va bien, el tiempo se detiene y Musa no sale de su batalla, cae herida de muerte, de agotamiento. Sin pensármelo dos veces la subimos con sus dos recién nacidos al coche y como mujer parturienta la llevo veloz a la veterinaria. Se suceden las horas entre ecos, radiografías y sueros... Sale el quinto perrito, con dificultad para respirar. Demasiado tarde, a los pocos días, otra despedida, esta vez es mi hijo el que tiene el infortunio de presenciar su agonía. Está solo y aterrado, sus manos acunan una criatura a la que no hemos dejado de velar día y noche insuflándole vida. Llego inmediatamente ante su llamada de auxilio Otra vez llanto, no tanto como la pérdida del cachorro sino por el desconsuelo y dolor de un niño de trece años que presencia por vez primera la agonía de la muerte. Le abrazo una y otra vez y en cada abrazo le susurro !lo siento, lo siento, siento no haber estado contigo, (era el primer paseo que daba después de seis días sin pisar calle, si hubiera estado trabajando, me habrían concedido una baja maternal canina? ... Estaba de vacaciones y gracias a esto y a la generosidad de mis sobrinos y amigas, ayudándome en mil cosas los dos perritos hijos de Musa salieron adelante. Gracias!!!)
Hippy