domingo, 21 de noviembre de 2010
jueves, 4 de noviembre de 2010
ADIVINANZA
ADIVINANZA
no es un espejismo ni un espejo
no es un charco con el mundo al revés en su interior
no es plata brillante ni tacto de seda ni oscuridad pulida que refleja
no son los telones de la noche cayendo pesados sobre el párpado indeciso
sino tal vez de pronto entre el bramido bárbaro de la autopista (telón de fondo no escuchado) el canto juguetón de pájaros súbitamente conscientes al oído
o a lo mejor la sonrisa al percibir la forma humana del sacacorchos con los brazos alzados boquiabierto
no es la angustia en la boca del estómago descargando camiones de recuerdos
no es el malestar cuando todo se arruga
cuando pica la ropa
cuando perdido el ritmo todo llega a destiempo y las olas nos rompen en la cara y las moscas nos entran en la boca
es quizás un deseo que mana silencioso de aventurarse más allá de la espiral previsible del ombligo
una sospecha
aún en lo oscuro
en el territorio húmedo de las semillas donde se gesta incólume la bailarina
preparándose para danzar por hilos invisibles como el itinerario de una mariposa
como el gráfico que dibuja la intensidad de los suspiros a lo largo del tiempo
más allá de la música siniestramente predecible de martillos metálicos
más allá de la sintaxis burocrática que va desgastando sentidos:
inseparablemente al menos tres se amalgaman aquí:
lo sentido en olor color calor sabor sonido o cualquiera de los muchos abiertos al enigma aparentemente asegurado
lo sentido en dolor temor ardor fulgor pasión o cualquier emoción que sacude, rompe, abre al enigma semioculto tras un bigote normalizado en lengua estándar
lo sentido en atisbos de comprensión que situamos, para mayor comodidad, en la llamada parte alta o azotea
donde en las noches de verano se pueden ver estrellas gordas como puños
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